The Residence en Netflix: ¿Oportunidad perdida o decepción en la Casa Blanca? Análisis y crítica

La nueva serie de Netflix, The Residence, prometía ser un éxito rotundo. Con la producción de Shondaland, creadores de éxitos como Bridgerton y Grey’s Anatomy, y una premisa intrigante: un misterioso asesinato en la Casa Blanca, con un elenco estelar encabezado por Uzo Aduba, Randall Park y Giancarlo Esposito, las expectativas eran muy altas. Incluso la aparición especial de Kylie Minogue sumaba atractivo a esta propuesta. Sin embargo, la serie parece no haber cumplido con el potencial que se vislumbraba, dejando a muchos espectadores con una sensación de decepción. En este artículo, exploraremos los puntos débiles de The Residence, analizando por qué una idea tan prometedora no logró materializarse en una serie que cautive al público, convirtiéndose en una oportunidad perdida dentro del catálogo de Netflix.

¿De qué trata The Residence?

The Residence nos transporta al interior de la Casa Blanca durante la noche de una importante cena de estado en honor al Primer Ministro de Australia. La tensión entre Estados Unidos y Australia es palpable, y la velada debe transcurrir sin incidentes. Pero todo se complica cuando el jefe de ujieres, A.B. Wynter (Giancarlo Esposito), es encontrado muerto en la residencia presidencial. Todos los presentes en el edificio, desde el personal de la Casa Blanca hasta los invitados a la cena de estado (incluyendo a Kylie Minogue), se convierten en sospechosos.

En este escenario, entra en escena Cordelia Cupp (Uzo Aduba), la detective más brillante del mundo, famosa por resolver casos imposibles. Esta investigadora excéntrica, con una peculiar afición por la ornitología, está decidida a encontrar al asesino de A.B. Sin embargo, la tarea no será fácil. Prácticamente todo el personal de la Casa Blanca tenía motivos para querer ver a A.B. muerto, desde el chef de repostería (Bronson Pinchot), cuya creatividad era reprimida por A.B., hasta la asistente de ujier (Susan Kelechi Watson), que anhela el puesto de su jefe. Además, Cupp debe lidiar con el agente del FBI Edwin Park (Randall Park), quien duda de sus métodos y supervisa cada uno de sus movimientos para evitar que el asesinato en la Casa Blanca se convierta en un escándalo mayúsculo.

La estructura: el peor enemigo de la serie

Desde el primer episodio, The Residence revela que el asesinato de A.B. se convierte en un escándalo. Una de las decisiones más desconcertantes de la serie es utilizar una audiencia del Congreso sobre el asesinato de A.B. como marco narrativo. En estas audiencias, el Senador Aaron Filkins (Al Franken) y la Senadora Margery Bay Bix (Eliza Coupe), aficionada a las teorías conspirativas, interrogan a los testigos.

Aunque la audiencia del Congreso subraya las ramificaciones políticas del asesinato en la Casa Blanca, algo que ya resulta evidente debido a la cena de estado, aporta poco valor a la serie. De hecho, resta interés a la trama principal. Los interrogatorios de la audiencia son repetitivos y menos intrigantes que las preguntas de Cordelia. Además, alejan al espectador de la investigación en la escena del crimen, disminuyendo la urgencia de los eventos ocurridos durante la noche de la cena de estado. Resulta evidente que la inserción de estas audiencias fue un error, diluyendo la tensión y el ritmo de la investigación principal. La serie pierde fuerza al fragmentar la narrativa y desviar la atención del elemento central: el misterio del asesinato.

Cordelia Cupp: Una detective unidimensional

La víctima más evidente de esta limitada caracterización es la propia Cordelia Cupp. Si bien Uzo Aduba ofrece una actuación convincente y resulta entretenido verla desenmascarar a los testigos y enfrentarse a sus detractores, estas son características que ya hemos visto en otros grandes detectives de ficción. ¿Qué diferencia a Cupp de otros personajes similares, más allá de la habilidad actoral de Aduba?

La respuesta que ofrece The Residence son los pájaros. Cordelia siempre lleva consigo sus binoculares para observar aves y utiliza metáforas ornitológicas para explicar su enfoque del caso. A veces, adopta una táctica similar a la de un halcón que acecha a su presa. En otras ocasiones, utiliza la memoria excepcional de los carboneros montañeses para encontrar inconsistencias en el relato de un sospechoso. Si bien las referencias a las aves ofrecen una visión fascinante de la forma en que Cordelia percibe el mundo, después de una andanada de alusiones ornitológicas, terminan cansando. En palabras de un exasperado Harry Hollinger (Ken Marino): “Basta ya con los malditos pájaros”.

La relación entre Cordelia y Edwin también representa una oportunidad perdida. Su relación antagónica, al igual que la obsesión de Cordelia por las aves, resulta bastante unidimensional. Los pocos momentos en los que vislumbramos una incipiente camaradería se desvanecen, al igual que la promesa de una dinámica similar a la de Sherlock Holmes y John Watson. En este aspecto, al igual que en muchos otros aspectos de The Residence, se perciben los trazos iniciales de algo divertido, pero al final todo se reduce a un potencial desperdiciado. La falta de desarrollo en las relaciones interpersonales y la insistencia en rasgos superficiales de los personajes impiden que la serie alcance su máximo potencial.

Conclusión

The Residence, con su intrigante premisa y un elenco de renombre, tenía todos los ingredientes para convertirse en un nuevo éxito de Netflix. La combinación de misterio, humor y drama político, ambientada en el escenario único de la Casa Blanca, prometía una experiencia televisiva cautivadora. Sin embargo, la serie no logró estar a la altura de las expectativas. La estructura narrativa, con las audiencias del Congreso que interrumpen constantemente la investigación principal, diluye la tensión y el ritmo de la trama. Los personajes, incluyendo a la protagonista Cordelia Cupp, carecen de profundidad y se ven reducidos a caricaturas. La insistencia en rasgos superficiales, como la obsesión de Cordelia por las aves, termina resultando repetitiva y poco original. En definitiva, The Residence se convierte en un ejemplo de potencial desperdiciado, una serie que prometía mucho pero que, lamentablemente, no logra ofrecer una experiencia satisfactoria para el espectador. A pesar del talento involucrado, la serie no consigue destacar en el saturado panorama del streaming, dejando una sensación de decepción y frustración.