Sahil Lavingia y su Breve Paso por DOGE: Un Vistazo al Gobierno desde Dentro
El emprendedor Sahil Lavingia, conocido por ser uno de los primeros empleados de Pinterest y fundador de Gumroad, una plataforma para que los creadores vendan sus productos, ha publicado un diario detallando su experiencia como miembro de DOGE, una organización gubernamental temporal impulsada por el expresidente Trump. Su tiempo en DOGE fue breve, apenas 55 días, pero su relato ofrece una perspectiva única sobre los desafíos y las realidades del trabajo dentro de una agencia gubernamental masiva como el Departamento de Asuntos de Veteranos (VA). Desde la sorpresa ante las estrictas regulaciones sobre despidos hasta la complejidad de implementar cambios significativos, la experiencia de Lavingia proporciona una visión reveladora del choque cultural entre Silicon Valley y la burocracia gubernamental. Exploraremos los detalles de su experiencia, sus frustraciones y sus conclusiones sobre la eficiencia y la innovación dentro del gobierno.
¿Qué es DOGE y Cuál Era su Propósito?
DOGE, cuyo nombre completo no se menciona explícitamente en el artículo, era una organización gubernamental temporal creada a partir de una orden ejecutiva. Su objetivo principal era asesorar a diferentes agencias gubernamentales, como el Departamento de Asuntos de Veteranos (VA), en la identificación de contratos “despilfarradores” y la optimización de procesos. La idea era que expertos del sector privado, como Sahil Lavingia, aportaran su experiencia para mejorar la eficiencia y reducir costos dentro del gobierno. Sin embargo, la realidad resultó ser más compleja de lo esperado.
La Experiencia de Lavingia en el Departamento de Asuntos de Veteranos (VA)
Como ingeniero de software voluntario (con un salario de $0), Lavingia se unió al VA a mediados de marzo. Rápidamente se enfrentó a la rigidez de las reglas sobre a quién se podía despedir, donde la antigüedad y el estatus de veterano eran factores predominantes sobre el rendimiento. Esto contrastaba con su expectativa de encontrar “victorias fáciles” en una organización supuestamente ineficiente. Además, Lavingia lamentó la falta de una estructura interna bien definida dentro de DOGE, donde cada ingeniero parecía empezar desde cero sin un intercambio de conocimientos centralizado.
El Rol de DOGE: ¿Asesores o Chivos Expiatorios?
Lavingia describe el rol de DOGE como similar al de una consultora de gestión McKinsey, sin autoridad directa para tomar decisiones. Según su relato, los jefes de agencia designados por el entonces presidente Trump utilizaban a DOGE como un “chivo expiatorio” para decisiones impopulares. Esta percepción se alinea con comentarios posteriores de Elon Musk, quien también se refirió a DOGE como el “niño mimado” de D.C., culpado por todas las decisiones controvertidas.
Proyectos y Frustraciones
A pesar de las limitaciones, Lavingia logró trabajar en proyectos que le interesaban, como la mejora de la experiencia de usuario (UX) del chatbot del VA basado en LLM (Large Language Model). También desarrolló herramientas para analizar contratos internos y construir organigramas. Sin embargo, su principal frustración fue la incapacidad de implementar cambios significativos que mejoraran la vida de los veteranos y ahorraran dinero a los contribuyentes. Aunque se le permitió hacer de código abierto gran parte de su trabajo, no logró obtener la aprobación para lanzar nada a producción.
- Análisis de contratos con LLMs.
- Construcción de organigramas.
- Mejora del UX del chatbot del VA.
El Final Abrupto en DOGE
El paso de Sahil Lavingia por DOGE terminó abruptamente en el día 55, después de que discutiera su trabajo con un periodista. Su acceso fue revocado sin previo aviso. A pesar de esta experiencia, Lavingia reconoció que el VA, aunque lento y burocrático, “funciona”. Admitió que la cultura era de muchas reuniones y pocas decisiones, pero que el gobierno no era tan ineficiente como esperaba.
Conclusión: Un Choque de Culturas y una Reflexión sobre la Innovación Gubernamental
La experiencia de Sahil Lavingia en DOGE refleja la dificultad de modernizar agencias gubernamentales masivas sin interrumpir su funcionalidad. Si bien es cierto que los contribuyentes desean menos despilfarro y que el gobierno puede beneficiarse de la experiencia de programadores con conocimientos en las últimas tecnologías, la solución no pasa necesariamente por que voluntarios de Silicon Valley irrumpan como si estuvieran construyendo una startup desde cero. La experiencia de Lavingia destaca la importancia de comprender la complejidad de la burocracia gubernamental y adaptar las estrategias de innovación a este contexto. Tal vez, la clave esté en encontrar un equilibrio entre la agilidad de las startups y la estabilidad y la experiencia de las instituciones gubernamentales. El relato de Lavingia sirve como una valiosa lección para aquellos que buscan contribuir al cambio dentro del gobierno, mostrando que el camino hacia la eficiencia y la innovación puede ser más intrincado de lo esperado.