Desde los albores de los videojuegos, la sombra del engaño ha acechado en sus rincones. Lo que comenzó como una afición de entusiastas buscando vulnerabilidades para crear trucos y compartirlos se ha transformado en una industria sofisticada. Hoy, empresas enteras se dedican a ofrecer ventajas injustas a jugadores dispuestos a pagar por ellas. Esta escalada ha obligado a los desarrolladores a invertir fuertemente en sistemas *anti-cheat* cada vez más intrusivos, desatando un debate sobre la privacidad y la seguridad de los datos del usuario.
En este artículo, exploraremos cómo la batalla contra los tramposos en videojuegos ha evolucionado, desde los simples códigos hasta los complejos sistemas de *hardware* y *software* que actualmente se emplean. Analizaremos el caso de Riot Games y su sistema *anti-cheat* Vanguard, adentrándonos en las estrategias que utilizan para combatir el engaño y las implicaciones que estas medidas tienen para la comunidad de jugadores.
La Economía del Engaño en los Videojuegos
El desarrollo y la venta de *cheats* para videojuegos se han convertido en un negocio lucrativo. Los creadores de estos programas ofrecen ventajas como visión a través de las paredes (*wallhacks*), puntería automática (*aimbots*) y otras modificaciones que alteran la jugabilidad. Este mercado ha crecido impulsado por la popularidad de los juegos multijugador competitivos y la presión por alcanzar los primeros puestos en las clasificaciones.
Frente a este auge, las compañías desarrolladoras de videojuegos han reforzado sus equipos *anti-cheat*. Su misión es doble: banear a los tramposos y neutralizar los *software* que utilizan. Para lograrlo, algunas empresas han implementado sistemas que operan a nivel de *kernel*, el núcleo del sistema operativo. Este enfoque, aunque efectivo, ha generado controversia debido a su potencial para monitorizar toda la actividad del ordenador.
Vanguard: Un Sistema Anti-Cheat a Nivel de Kernel
Vanguard, desarrollado por Riot Games, es un ejemplo destacado de sistema *anti-cheat* que opera a nivel de *kernel*. Este *software* se utiliza en juegos populares como *League of Legends* y *Valorant*. Phillip Koskinas, director y jefe *anti-cheat* de *Riot*, describe a Vanguard como un sistema que “obliga a los *cheats* a ser visibles”. Gracias a Vanguard y al equipo liderado por Koskinas, *Riot* banea a miles de tramposos en *Valorant* cada día.
El acceso profundo que Vanguard tiene al sistema permite a *Riot* implementar diversas estrategias:
- Aplicar características de seguridad de *Windows* como el Módulo de Plataforma Confiable (*Trusted Platform Module*) y el Arranque Seguro (*Secure Boot*), que impiden que el ordenador se inicie si ha sido manipulado.
- Verificar que los controladores de *hardware* estén actualizados para detectar posibles herramientas de engaño.
- Evitar que los *cheats* carguen y ejecuten código en la memoria del *kernel*.
Estas medidas han sido efectivas. A principios de 2025, el porcentaje de partidas “clasificadas” de *Valorant* con tramposos era inferior al 1% a nivel global.
Tácticas de Reconocimiento e Infiltración
La lucha contra el engaño no se limita a la tecnología. Koskinas y su equipo entienden la importancia de comprender cómo operan los tramposos. Para ello, cuentan con un “brazo de reconocimiento” encargado de identificar y catalogar amenazas. Esto implica, en ocasiones, adquirir los propios *cheats*. El equipo se infiltra en comunidades de tramposos y desarrolladores de *cheats* utilizando identidades falsas, una táctica similar a las operaciones encubiertas.
En estas operaciones, el equipo incluso comparte información *anti-cheat* para ganar credibilidad y acceder a información sobre *cheats* en desarrollo. Esperan pacientemente hasta su lanzamiento, permiten que adquieran usuarios y luego los banean a todos.
Premium Cheats: El Lado Exclusivo del Engaño
Algunos desarrolladores de *cheats* optan por la discreción, vendiendo sus productos a un número limitado de clientes. Estos *cheats* “premium” pueden costar miles de dólares y se comercializan como herramientas indetectables. Esta estrategia reduce el riesgo de ser descubiertos por empleados encubiertos de *Riot* o por clientes que puedan ser descuidados al utilizarlos.
El equipo *anti-cheat* de *Riot* tiene un arma poderosa para combatir estos *cheats* premium: desacreditar públicamente a sus desarrolladores. Esto puede incluir banear a todos sus usuarios o filtrar capturas de pantalla que revelen su presencia en canales de *Discord*.
Tipos de Tramposos y sus Herramientas
Koskinas divide a los tramposos en dos categorías principales:
- Los “rage cheaters”: Utilizan herramientas baratas y fáciles de detectar. Los empleados de *Riot* los llaman sarcásticamente “*download-a-ban*”, haciendo referencia a la rapidez con la que son baneados.
- Los usuarios de *cheats* premium: Utilizan herramientas más sofisticadas y difíciles de detectar. Estos *cheats* suelen ser “externos”, es decir, dependen de *hardware* especializado.
Entre los *cheats* externos, destacan los ataques de acceso directo a la memoria (*DMA*). Estos *cheats* requieren el uso de tarjetas *PCI Express* de alta velocidad que extraen la memoria del juego a un ordenador externo. Este ordenador analiza la información para identificar jugadores, objetos y su ubicación en el mapa, incluso aquellos que están ocultos. El tramposo puede utilizar esta información para crear un radar en una segunda pantalla o incluso superponerla en la pantalla principal mediante fusores *HDMI*, obteniendo una ventaja injusta.
El Futuro del Engaño: La Inteligencia Artificial
Koskinas expresa su preocupación por el uso de la inteligencia artificial (*IA*) en la clasificación de pantallas. La *IA* podría aprender a identificar entradas humanas y reproducirlas, automatizando el engaño. En juegos como *Valorant*, donde los personajes tienen esquemas de color distintivos, un algoritmo podría identificar la presencia de un enemigo y activar el disparo automáticamente.
A pesar de los riesgos de seguridad y privacidad asociados con el acceso a nivel de *kernel*, *Riot* planea mantener este enfoque para su motor *anti-cheat* en *Valorant*. Según Koskinas, renunciar a este acceso facilitaría la explotación de vulnerabilidades del *kernel* por parte de los tramposos.
Conclusión
La lucha contra el engaño en los videojuegos es una carrera armamentística constante. Los desarrolladores, como Riot Games, se ven obligados a invertir en sistemas *anti-cheat* cada vez más sofisticados para proteger la integridad de sus juegos. Sin embargo, estas medidas no están exentas de controversia debido a las preocupaciones sobre la privacidad y la seguridad de los datos de los usuarios.
El futuro del engaño podría estar marcado por la inteligencia artificial, que ofrece nuevas posibilidades para automatizar y perfeccionar las técnicas de trampa. Ante este panorama, es fundamental que los desarrolladores mantengan una postura transparente sobre sus esfuerzos *anti-cheat* y que trabajen en soluciones que equilibren la eficacia con el respeto a la privacidad de los jugadores. La comunidad también tiene un papel importante que jugar, denunciando las trampas y fomentando una cultura de juego limpio. Solo así se podrá preservar la integridad y la diversión de los videojuegos competitivos.