En el dinámico mundo de las startups tecnológicas, donde la innovación y la valoración a menudo superan la realidad, emerge una situación intrigante en torno a Figure AI, la empresa de robótica fundada por Brett Adcock. Adcock declaró con audacia en X que Figure AI es la acción privada más codiciada en el mercado secundario. Sin embargo, esta afirmación contrasta con las acciones legales que la compañía ha tomado, enviando cartas de cese y desistimiento a corredores que operan en estos mismos mercados. Este movimiento levanta interrogantes sobre la estrategia de Figure AI, su control sobre la valoración de sus acciones y las dinámicas complejas que rigen el mercado secundario para empresas privadas de alto crecimiento.
La paradoja de Figure AI: Popularidad vs. Control
La aparente contradicción entre la autoproclamada popularidad de las acciones de Figure AI y sus intentos de controlar el mercado secundario genera un debate interesante. Según fuentes cercanas a los corredores afectados, las cartas de cese y desistimiento se emitieron después de que se hiciera público el interés de Figure AI en una nueva ronda de financiación con una valoración proyectada de 39.5 mil millones de dólares, un aumento significativo respecto a su valoración anterior de 2.6 mil millones de dólares. Este aumento drástico en la valoración podría explicar la reticencia de Figure AI a permitir la venta de acciones en el mercado secundario a precios inferiores, ya que podría percibirse como una señal de debilidad o una falta de confianza en la nueva valoración.
La postura oficial de Figure AI
La respuesta oficial de Figure AI a estas acusaciones es que la compañía está protegiendo sus intereses y los de sus accionistas. Un portavoz de la empresa declaró que las cartas de cese y desistimiento se envían cuando corredores no autorizados comercializan acciones de Figure AI sin la aprobación del consejo directivo. La compañía argumenta que no permite la negociación de sus acciones en el mercado secundario sin autorización expresa y que tomará medidas para protegerse de corredores no deseados. Esta postura refleja una preocupación por mantener el control sobre la valoración de la empresa y evitar posibles manipulaciones del mercado.
El mercado secundario: Una vía de escape con restricciones
El mercado secundario surge como una solución para inversores en empresas privadas que desean liquidez antes de una oferta pública inicial (OPI). Sin embargo, la venta de acciones en estos mercados está sujeta a restricciones impuestas por la empresa, especialmente en el caso de compañías como Figure AI que buscan mantener un control estricto sobre su valoración. Estas restricciones pueden generar tensiones entre la empresa y sus inversores, especialmente si estos últimos desean obtener ganancias a corto plazo aprovechando el interés en la compañía. La situación de Figure AI pone de manifiesto las complejidades inherentes al mercado secundario y la necesidad de un equilibrio entre los intereses de la empresa y sus accionistas.
¿Valoración real o percepción inflada?
Sim Desai, CEO de Hiive, un mercado de acciones secundarias, plantea una pregunta crucial: ¿refleja la valoración de Figure AI el verdadero interés del mercado o es una percepción inflada? Según Desai, la dificultad para vender acciones en el mercado secundario podría ser un indicativo de que la valoración es demasiado alta en relación con el precio que los inversores están dispuestos a pagar. En última instancia, el éxito de Figure AI dependerá de su capacidad para justificar su valoración y generar un interés real en el mercado primario, más allá del hype inicial. Las acciones de la compañía en el mercado secundario y su estrategia de comunicación serán determinantes para moldear la percepción del mercado y asegurar su futuro crecimiento.
La situación en torno a Figure AI y su relación con el mercado secundario ilustra la complejidad del mundo de las startups de alta valoración. La tensión entre la necesidad de controlar la imagen y la valoración de la empresa, y la demanda de liquidez por parte de los inversores, crea un panorama desafiante. Mientras que la compañía defiende su derecho a proteger sus intereses y los de sus accionistas, la opacidad en torno a las transacciones en el mercado secundario genera dudas sobre la sostenibilidad de su valoración. En última instancia, el tiempo dirá si la estrategia de Figure AI resulta exitosa y si la compañía logra consolidarse como un líder en el campo de la robótica, justificando su ambiciosa valoración.