O’Dessa: El musical de rock con Sadie Sink que podría convertirse en el nuevo clásico de culto

En una era donde el acceso digital lo inunda todo, la etiqueta “clásico de culto” parece haber perdido su significado. Sin embargo, películas como O’Dessa, el musical de rock sobre destino, rebeldía y dictadura, nos hacen pensar en el verdadero significado de un film de culto. No se trata simplemente de una película que encuentra una base de fans, sino de un cine peculiar al que un grupo de inadaptados se aferraría con uñas y dientes, pasándolo de mano en mano en formato VHS como una reliquia. Un musical que canta para los “freaks” y los “raritos”, una experiencia única donde la música y la narrativa se entrelazan para crear algo inolvidable. Exploraremos a fondo este film dirigido por Geremy Jasper y el por qué podría convertirse en un film de culto.

O’Dessa: Un Musical de Rock Fuera de lo Común

O’Dessa, escrita y dirigida por Geremy Jasper (conocido por Patti Cake$), nos sumerge en una historia que comienza en una granja desolada. Allí, la protagonista, O’Dessa, canta sobre el destino que su padre le prometió. Ella es la Séptima Hija, cuyo canto con su guitarra de seis cuerdas está destinado a salvar al mundo de un tirano implacable. Este tirano se deleita en la riqueza y la atención mientras su pueblo muere de hambre. La película evoca la esencia de joyas queer como The Rocky Horror Picture Show y The Legend of Billie Jean, creando un musical de rock que resulta fascinante, romántico, repulsivo y, sobre todo, ¡rockero!.

Sadie Sink: El Alma Rebelde de O’Dessa

Sadie Sink, conocida por su papel en Stranger Things, brilla como la heroína vagabunda de O’Dessa. Descrita por su madre como una “joven de 19 años con estrellas en los ojos”, O’Dessa sueña con la gran ciudad, con su cultura y su caos. Satylite City, la metrópolis en su imaginación, promete la oportunidad de aparecer en la televisión y cumplir su destino como “vagabunda”, siguiendo los pasos de su difunto padre. Con su guitarra familiar y sus canciones folclóricas, espera abrir corazones y cambiar mentes. Sin embargo, en su camino hacia la grandeza, se encontrará con personajes variopintos: “ratas de tren” engañosas, prestamistas indiferentes, matones brutales y una cantante de salón sensual con una máscara de flecos al estilo de Orville Peck. Este último encuentro desviará su camino hacia el romance, el rescate y la venganza.

Inversión de Roles y Romance en un Mundo Distópico

O’Dessa subvierte las expectativas de género. La “Séptima Hija”, destinada a ser la heroína de la iluminación, es una mujer, sin lugar a dudas. Además, el cantante de belleza trágica, cuyo cuerpo y canción se venden por supervivencia, es interpretado por un hombre, Kelvin Harrison Jr.. Harrison encarna a Euri Dervish, cuya fachada elegante esconde un corazón tierno ansioso por el amor verdadero. Como se anticipa en el tráiler, ambos se enamoran rápidamente, encontrando el amor en un lugar desesperado, lleno de sombras e iluminación de neón. Incluso mientras planean su boda, los roles de género se desafían: ella viste un esmoquin rockabilly y él prefiere un vestido con un velo rojo a juego. La libertad de amar como se desea es un lujo en Satylite City, una ciudad gobernada con puño de hierro, o más precisamente, con un puño electrificado.

Regina Hall: Una Villana Inolvidable

En lo alto de Satylite City reside el dictador Plutonovich (interpretado por Murray Bartlett, de The Last of Us). Con promesas extravagantes (pero vacías) y una transmisión televisiva constante de sí mismo, mesmeriza a las masas llevándolas a la complacencia, incluso mientras el mundo se desmorona a su alrededor. Cualquiera que se atreva a hablar en contra de su tiranía narcisista será derribado por su ejecutora, Neon Dion (Regina Hall), quien empuña nudillos de bronce con la carga eléctrica de una pistola Taser. Regina Hall, camaleónica, parece canalizar a Grace Jones en un estilo New Wave/punk de los 80. Su personaje es una visión de cosas terribles y atractivas a la vez, aportando con su arrogancia y furia una gran construcción de mundo que va más allá del diseño de producción, por muy vívido que este sea.

Música y Estilo Visual: Un Festín Sensorial

O’Dessa es, en gran medida, un deleite auditivo. Sadie Sink, como O’Dessa, experimenta la transformación audaz de una chica de campo convertida en estrella de rock. Sus canciones cambian en consecuencia, alejándose de melodías folclóricas para dar paso a composiciones más provocativas. Kelvin Harrison Jr. irradia atractivo sexual y canciones sensuales dirigidas al público de los clubes nocturnos. Cada número musical enriquece el mundo de O’Dessa. El estilo visual no se queda atrás. La paleta de colores vívidos pinta un mundo de contaminación surrealista y belleza deslumbrante. En lugar de una estética brillante, Jasper adopta conscientemente lo sucio, con tierra y brillo que dan a la película una energía queer punk que infunde cada momento con espontaneidad y potencial.

Conclusión: ¿Un Clásico de Culto en el Siglo XXI?

O’Dessa se siente menos como una película nueva y más como una joya perdida hace mucho tiempo, finalmente desenterrada. Es un pastiche embriagador de color y sonido, alegría y dolor. Si bien la elección de Jasper de mantener el impacto de la violencia más espantosa fuera de la pantalla podría socavar la estética underground, en general, O’Dessa es un musical de rock estimulantemente extraño y sensacional, salpicado de poderosas presencias en la pantalla y coronado con toneladas de rarezas. Es una propuesta audaz y original que desafía las convenciones y abraza la individualidad. Si logra conectar con el público adecuado, O’Dessa tiene el potencial de convertirse en un verdadero clásico de culto, una película que se transmitirá de generación en generación como un tesoro preciado.